Esta es una de esas viviendas, que mira al Mediterráneo de frente, ubicada en un edificio construido en los años 80 en una localidad costera de la provincia de Valencia. Con 180 m2 en una sola planta se ha proyectado un espacio de ambientes compartidos y sin embargo bien diferenciados.

La vivienda, que orienta sus vistas desde cualquier punto hacia la terraza, está dividida por una estantería-celosía que cruza el espacio y lo divide en dos, separando los programas de día y noche. Este elemento divisorio vertical central el protagonismo de la vivienda, aportando funcionalidad y a su vez privacidad en los accesos a las dormitorios.

La zona de día, que alberga el salón, la cocina, el estudio y la terraza, se caracteriza por su gran ligereza y luminosidad. La cocina comparte el espacio diáfano con el comedor y el salón, con los que se integra visualmente.

Para el mobiliario de la cocina se ha elegido el programa Hi Line de la firma Dada, ligero y minimalista con paredes revestidas en mármol. Las diferentes soluciones de integración aportadas por la cocina evitan los obstáculos visuales colaborando a mantener el ambiente diáfano.

La otra mitad de la casa acoge la zona privada con dos dormitorios juveniles intercomunicados, un baño, el dormitorio principal dispuesto en suite y un lavadero.

La atmósfera mediterránea se acentúa con la selección de materiales como el mármol y la paleta de colores elegida: blancos, azules y grises.

El interior se prolonga hacia el exterior a través de la continuidad, en la terraza,  del pavimento de mármol blanco macael, escenario ideal para aprovechar al máximo los días de descanso.

Fotografías: David Frutos.

Equipamiento de mobiliario e iluminación

Cocina: Hi Line 6 Dada, electrodomésticos Miele; Comedor: Mesa mod. Stabiles y sillas Taormina de Alias, lámpara Tatou diseño de Patricia Urquiola para Flos;  Habitaciones infantiles: Camas nido y mesitas de noche Dear Kids; Terraza: Butacas diseño Patricia Urquiola para Kettal, mesa  Helsinki y silla de Desalto.